Todo es muy complicado. Cada día que pasa el grado de dificultad aumenta, y aunque lo haga poco a poco, llega un día que nos damos cuenta cómo de grande es.
¿Qué es lo que realmente nos preocupa? No poder con ello. Podemos llegar incluso a desmotivarnos en un altísimo grado de tristeza, dolor, desgracia o como se quiera nombrar.
En estos momentos piensas y vuelves al pasado:
Antes mi máxima preocupación era hacer los deberes, que lo máximo que nos podían mandar eran 2 hojas. Eso nos ocupaba una pequeña franja de nuestra tarde, después de ello jugábamos con nuestros juguetes o veiamos la tele. Antes, al no existir redes sociales de ningún tipo, ver a la gente nos alegraba sobretodo cuando hacía casi un año que no sabíamos de ellos, pues así nos podían contar TODO. Antes llamábamos a un amigo para quedar y se quedaba con esa fecha fija y jugábais al cualquiera tonteria. Antes el tener que acostarnos a las 9, 9 y media y en los casos más extremos a las 10 suponía que no enfadáramos porque eramos ya mayores y fulanito se iba más tarde que nosotros a la cama.
Ahora lo piensas friamente y ahora que queremos dormir pero nos podemos acostar a la hora que queramos, no tenemos tiempo; ahora sabemos todos los cotilleos de cualquiera, no hace falta quedar con nadie en persona para verla o hablar con ella ...
Llamarme loca, pero yo quiero volver a ser un niña, aunque sólo sea por un día y poder volver a disfrutar de esa sensación de felicidad.
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